miércoles, 30 de noviembre de 2016

Actividad discurso expositivo: 1° borrador y pautas de evaluación

Hora de presentar el primer borrador. Debo mencionar que el borrador ya considera el norte que uno eligió respecto del uso medicinal de la cannabis. Una compañera lo enfocó a cómo ayuda a combatir el cáncer, otro compañero derivó el interés a la polémica médica internacional sobre el auge de la cannabis sativa en los últimos años. Mi orientación se basó en exponer el dilema social a la hora de usar el cannabis.

El dilema social en el uso y abuso del cannabis: efectos adversosEl cannabis, componente de la conocida planta de marihuana, ha sido foco en los últimos años tanto de estudios sobre avances medicinales en su uso como de controversias que, más allá de la ley, apelan a su criminalización social en su abuso. Entre estudios y testimonios que abordan ambos ejes contrarios, surgen diversas temáticas relativas a los alcances en la salud y en el uso cotidiano en tanto opciones médicas, contrabando y prevenciones ante efectos adversos. Una de tales miradas es el impacto social que presupone la legalización de su uso y cultivo, y que considera usos medicinales alternativos o lúdicos, punto medular al que se acogen incontables debates. Un detalle a considerar es que, independiente de los avances y efectos positivos, la presencia de efectos adversos siempre está presente, y que no pueden pasarse por alto, al menos en el corto y mediano plazo.
La historia de este producto natural se remonta a poco menos de cinco mil años (2737 a.C.), en donde el emperador Shang-Nung lo usaba, como repertorio de su herbario, para fines medicinales. No es sino hasta el año 1839 d.C. que se realiza una introducción moderna del cannabis como una alternativa a considerar, de mano del irlandés O’Shaughnessy, para casos de cólera, rabia, tétanos y convulsiones infantiles. Desde aquel entonces hacia el siglo pasado es que la evaluación sobre el uso de esta planta ha gatillado diversos puntos de vista y acciones como la prohibición de ésta en Estados Unidos el año 1937, su mediación en el mismo país con ejemplos como el “Marihuana Tax Act” o la criminalización del mismo uso y cultivo en dosis menores, en diversos países como Chile, Colombia o México. La razón de todo lo anterior es por un componente de la “cannabis sativa” llamado tetrahidrocannabinol (THC), el cual produce un efecto psicoactivo que, aún en baja dosis, deja espacio a la aparición de efectos adversos que pone en riesgo y reduce las capacidades del consumidor. A grandes rasgos, el uso del cannabis posee tanto puntos positivos como negativos en cuanto a su uso, pero lo cierto es que el estigma social no deja indiferente a nadie, en vista de innumerables propagandas de prevención y mediaciones de consumo como una solución parcial.
Algunos doctores del cuerpo médico referido al tema del uso del cannabis han ofrecido luces al respecto. La doctora Amy Books-Kayal, por ejemplo, sostiene que no todos los casos son positivos y que pueden complicar la salud de los jóvenes en tratamiento. Añade que, en vista de que todos los casos son distintos, se necesitan más pruebas para hallar factores comunes entre casos para así reducir un número no menor de efectos adversos. Esto, por cierto, refleja lo que es sabido por las masas que se acogen a aspectos educativos, si bien existen instancias de concientización como el diario American Weed en Norteamérica o las diversas campañas del Ministerio del Interior y Seguridad Pública en Chile. Es sobre los aspectos positivos en los que en los últimos años se han basado numerosos estudios, y tal es el factor común que sostienen especialistas como el doctor enrique Paris, pediatra de un joven llamado Vicente, respecto de uno de los casos chilenos del uso medicinal del aceite de cannabis como tratamiento de epilepsia refractaria, en donde sostiene que ante una oportunidad como esta y en vista de otras opciones oficiales que significan un sacrificio o daño irreparable, hay que hacer uso de tal.
En otro caso del uso medicinal del cannabis savita como tratamiento de dolores a largo plazo, es que surge la situación de una madre que, en una anamnesis, encuesta post-parto que le aplican especialistas del hospital que asistió el nacimiento de su hijo, se revela el conflicto social frente a la valoración de la marihuana como agente dañino, al ser condenada a no ver a su infante por prevención. Según la directora del hospital, fue una decisión protocolar correcta, avalada por la apreciación social del uso y prevención del cannabis. Esto abre la discusión sobre cuáles son los factores que determinan que el uso de la cannabis en lo medicinal es bien o mal visto por los habitantes de ciertas comunidades. Podría tratarse, a modo de ejemplo, sobre el visto legal de la marihuana frente a otros productos más invasivos como el tabaco o el alcohol por ser menos invasiva, o bien sobre el bajo puesto que ocupa la marihuana como consumo con índices de adicción, cuando existen psicoactivos más adictivos como la nicotina y la heroína. También ha de considerarse los enfoques políticos y económicos por los que el consumo de la marihuana en tratamientos medicinales afecta la venta de medicamentos legalizados y tratados en farmacéuticas. En países como Estados Unidos se ha hablado mucho de un paradigma prohibicionista que contrasta en la aplicación con un dato de la OMS (Organización Mundial de la Salud) que sostiene que la marihuana es, por lejos, la droga ilegal más traficada, cultivada y usada.
Un ejemplo de este paradigma prohibicionista y posibles soluciones planteadas en una localidad es lo que vive Bogotá en cuanto a la controversia social del uso y abuso del cannabis. GanjaFarm es una empresa que se instaló en diciembre de 2014 para ofrecer productos orgánicos a base de cannabis, contando con un buen número de clientes que, por lo general, son derivados de centros médicos en busca de soluciones alternativas a diversos problemas de salud. Denis Contri, uno de los socios de la empresa, asegura que los productos que avala “tienen solo el concentrado de tetracannabinoide” para uso medicinal. GanjaFarm acata la ley y su límite de 20 plantas, por lo que con 19 unidades elaboran diversos productos para suplir las demandas de sus compradores. La empresa se halla registrada en la Cámara de Comercio de Colombia, si bien aún no obtienen los permisos sanitarios necesarios. Esto, según una trabajadora del sitio, es porque “la cannabis tiene que estar dentro de un libro de plantas consideradas medicinales acá en Colombia”, condición que aún no se cumple. Al respecto del tema central del uso medicinal y vista la realidad de Colombia, Camilo Cardozo, representante de la Asociación para el Desarrollo Industrial Cannábica en Colombia, sostiene: “en este momento Colombia está atrasadísima en el sentido de que hay personas que necesitamos o que usamos la planta de mantera medicinal y no tenemos un acceso real a ella hasta cuando se empiezan procesos como estos que aún siguen siendo pequeños para un país como el nuestro”. Sobre el foco político y de las leyes, agrega: “lo que falta es que el gobierno intervenga y que reúna a la comunidad y la escuche, trabaje con ellos”. A modo de respaldo, el mismo complementa que la base de datos de la compañía permite ver una gran cantidad de pacientes en necesidad de medicamentos del tipo, y que sufren por los altos precios y la escasez de medicinas legales.
Puesto este ejemplo en Chile, lo cierto es que la adecuación del uso medicinal de la cannabis aún sigue sujeta a marcos regulatorios, y que en plano legal sigue siendo un bien de consumo ilegal, en donde aún en el ámbito medicinal ha de tomarse consideraciones importantes como salir del país para seguir un tratamiento constante de productos derivados de la cannabis sativa. A lo que a menudo se apela cuando se hace uso de la marihuana, sea cual sea el motivo, es que a corto plazo genera situaciones complejas de manejar como la percepción alterada de la realidad, ansiedad y letargo, mientras que a largo plazo existen evidencias que siguen dándole un matiz intransigente a la cannabis como planta medicinal legal, en forma de daños irreversibles: síndrome amotivacional, congestión conjuntiva, daño en procesos mentales de secuencia lógica y percepción de los sentidos, además de sicosis y delirios. Ninguno de estos puntos es menor, según datos del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, en una ficha online que trata a la marihuana como droga de cuidado, en un marco social de prevención.
La confrontación entre los aspectos positivos del cannabis y sus riesgos continúa en varios lugares del mundo, al mismo tiempo que surgen organizaciones que usan el concepto de medicina alternativa como la etiqueta válida para usar los componentes del tetrahidrocannabinol en situaciones en donde no existe otra opción.
El paso siguiente consiste en autoevaluarse y en recibir una coevaluación de parte de algún compañero. Primero, mi autoevaluación corregida:



Luego, la coevaluación de mi compañero Andrés Claros. Destacar las acotaciones y observaciones profundas que se hallan tras esos "3" xD :



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